
Sustitutos de la viagra (I parte)









Sustitutos viagra
La famosa Viagra (Sildenafilo) comenzó a comercializarse en 1998 y supuso una auténtica revolución, al ser el primer fármaco por vía oral capaz de producir una erección de manera fiable. Este avance no solo cambió la vida de millones de hombres en todo el mundo, sino que también alteró la percepción social sobre la disfunción eréctil, llevándola a una conversación más abierta y menos estigmatizada.
Como en tantas otras ocasiones en la historia de la medicina, su descubrimiento fue casual: un medicamento que se utilizaba para el corazón inducía erecciones de forma accidental. A partir de ahí, se iniciaron investigaciones y el posterior desarrollo del fármaco. El efecto final del medicamento es la vasodilatación de los vasos sanguíneos del pene, lo que permite una mayor afluencia de sangre y, por ende, erecciones más firmes y duraderas.
Llegó a convertirse en el fármaco más vendido en el mundo y, en los 3 primeros meses del año 1998, Pfizer (el laboratorio que lo desarrolló) ganó más de 400 millones de dólares. Este éxito no fue solo un triunfo empresarial, sino que también marcó un hito en la innovación farmacéutica. Según algunas estimaciones en las últimas décadas, la Viagra ha generado unas ventas anuales de más de 1.800 millones de dólares, lo que habla de la creciente demanda de este tipo de tratamientos.
Recientemente el diario británico The Guardian publicaba un artículo en el que se muestra el esfuerzo que realiza la industria farmacéutica para encontrar nuevos fármacos para el tratamiento de la disfunción eréctil, ahora que las patentes que hay en el mercado se están agotando. Esto permite que los laboratorios genéricos puedan lanzar al mercado fármacos con menor coste para el paciente, lo que contribuye a que más hombres tengan acceso a estas opciones terapéuticas.
Sin duda se trata de un mercado emergente: en el año 2025, más de 300 millones de hombres en el mundo padecerán de disfunción eréctil. El aumento de la longevidad, las enfermedades vasculares y la obesidad, unido al deseo de mantener una vida sexual activa durante más años, hace que cada vez acudan más hombres y de mayor edad a nuestras consultas. Cada vez son más los pacientes mayores de 80 años que desean seguir disfrutando del sexo, lo que resalta la importancia de contar con tratamientos efectivos y seguros.
Desde la aparición de la Viagra han surgido fundamentalmente otros 3 fármacos orales, que se diferencian en sus dosis (algunos son de dosis diaria y otros actúan de forma más rápida) y efectos. El propósito final es impedir la relajación del pene cuando alcanza una erección, siempre que exista deseo sexual. En general, la respuesta suele ser positiva en el 70% de los casos, lo que refleja la efectividad de estos tratamientos. En la mayoría de estos fármacos, la toma de alimentos puede reducir sus efectos, lo que es importante tener en cuenta al planificar su uso.
La llegada posterior del Cialis (Tadalafilo) también revolucionó el tratamiento. Con un período de acción de más de 30 horas, los hombres podían utilizar este fármaco durante el fin de semana sin tener que estar pendientes de su ingesta 1 hora antes de la relación. Esto proporcionó una flexibilidad sin precedentes, permitiendo a las parejas disfrutar de una vida sexual más espontánea y menos estructurada.
Los efectos secundarios más frecuentes de los medicamentos para la erección son dolor de cabeza, molestias estomacales y/o dolor muscular, aunque suelen desaparecer con el tiempo. Es fundamental que los pacientes sean informados sobre estos efectos para que puedan tomar decisiones informadas sobre su salud. Son fármacos que a lo largo de la historia han demostrado un perfil de seguridad elevadísimo, lo que les ha permitido establecerse como una opción viable y confiable en el tratamiento de la disfunción eréctil.